miércoles, 12 de junio de 2024

Tercer mandamiento de la ley de Dios


No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano; porque no dará por inocente Jehová al que tomare su nombre en vano. Éxodo 20:7 Tercer mandamiento de la ley de Dios.

Sea pronunciado el nombre de Dios para invocarle en caso de necesidad; para bendecirle, agradecerle, alabarle,  glorificarle,  honrarle y adorarle. Jamás para ponerle como testigo o garantía de un hecho en el que no es necesario hacerlo; de un hecho infructuoso o inútil. Jesús fue más allá de este mandamiento, cuando en Mateo 5: 4-37, expresó: "Pero yo os digo: No juréis en ninguna manera;ni por el cielo, porque es el trono de Dios; ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la ciudad del gran Rey. Ni por tu cabeza jurarás, porque no puedes hacer blanco o negro un solo cabello. Pero sea vuestro hablar: Sí, sí; no, no; porque lo que es más de esto, de mal procede.


Lo que Jesús realmente quiso decir es que tenemos que ser íntegros en nuestras palabras, en nuestras afirmaciones, para que no caigamos en condenación. Y no jurar el cumplimiento de promesas, cuando el futuro es de Dios y las cosas están bajo su potestad. Debemos hablar con la verdad como Jesús. Todo lo que tenga relación directa con Dios, es también sagrado y debe respetarse. Cuando le amamos y nos profesamos cristianos, pero no hacemos su voluntad, ya sea por ignorancia o premeditadamente,  estamos tomando el nombre del Padre en vano. Su nombre es santo, supremamente santo cómo lo es él. El nombre de Dios representa su gloria y su majestad.

Bendecido día.

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El orden jeráquico de amor, consideración y respeto en los diez mandamientos

 

La reflexión de hoy tiene que ver con el orden jerárquico que podemos analizar en los diez mandamientos que Jehová entregó al pueblo de Israel, y hoy a nosotros, a través de su siervo Moisés. Un orden  jerárquico de  amor, considereción y  respeto.  A la vez recordaremos cuáles son esos principios de vida de estos mandamientos, pilares de las demás leyes instituídas.  

Lo primero que debemos destacar en nuestro análisis, y que seguramente ya ha sido  visionado por muchos, es el hecho de que estos mandamientos los podemos categorizar y descomponer en tres segmentos, si se quiere, cuatro, y son los siguientes:

1. Los primeros cuatro mandamientos hacen mención específicamente a nuestra relación directa con Dios.

2. El quinto mandamiento es concerniente a la relación con nuestros progenitores. 

3. Del sexto en adelante, con nuestro prójimo.

4. Al cumplir con todos los anteriores, necesariamente, tocamos el amor, consideración y  respeto por nosotros mismos.  Bien lo dijo Jesús, "amarás a tu prójimo como a tí mismo". Esto es, primero debemos amarnos a nosotros mismos, para tener la capacidad de amar a los demás.

Bendecido día.

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Segundo mandamiento de la ley de Dios


"Éxodo 20:4-6. No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, y hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos." 

Analizando estos versículos, que constituyen el  segundo mandamiento de la ley de Dios,  me preguntaba: ¿Qué puede haber  arriba en los cielos? ¿Qué  puede haber abajo en la tierra? ¿Qué puede haber  en las aguas? Y ¿Qué puede haber debajo de la tierra, que  tenga mayor fuerza y poder que Dios mismo? Por qué el hombre, a través de la historia, se ha empeñado en tallar imágenes para adorarlas?  

Si Dios nos prohíbe hacernos imágenes de lo que hay arriba, en el cielo, es porque ni siquiera está de acuerdo con el hecho de que  hagamos imagen de su imagen.  Dios es Espíritu, y los verdaderos adoradores deben adorarle en espíritu y en verdad.  Luego entonces, no son necesarias las imágenes hechas por manos de hombre, puesto que no tienen poder sobrenatural, y porque Dios está presente espiritualmente en todas partes, especialmente cuando le invocamos. Bien lo dice el Salmo 115: 4-8: Los ídolos de ellos son plata y oro,Obra de manos de hombres. Tienen boca, mas no hablan;Tienen ojos, mas no ven; Orejas tienen, mas no oyen;Tienen narices, mas no huelen; Manos tienen, mas no palpan;Tienen pies, mas no andan;No hablan con su garganta. Semejantes a ellos son los que los hacen,Y cualquiera que confía en ellos. Este salmo nos advierte del error del hombre.

Pero hoy en día, no son solo las imágenes talladas a las que algunos tienen por ídolos. Hoy  existen muchos ídolos representados en gustos,  hábitos, vicios, costumbres, modas y aficiones. Hoy en día el hombre hace del trabajo, del poder, del prestigio, del deporte, de las canciones, del dinero y de las vestimentas, un ídolo,  y   todo aquello a lo que el hombre le de prioridad, antes que a su creador, se considera un ídolo. La pregunta sería: ¿A qué le estamos dando prioridad en nuestras vidas? Dónde esté nuestro tesoro, ahí estará nuestro corazón, reza la biblia.

Concluyendo: Dios es celoso porque nos ama profundamente. Quiere evitar en nosotros errores y pecados. No quiere que se pierda la obra de sus manos. Él nos creó. Somos hechura suya, de nadie más. Y no solo nos creó a nosotros, sino también, creó todo el escenario donde nos habríamos de desarrollar, de expandir y de prolongar. Además, solo él tiene el poder para salvarnos del pecado y llevarnos a la eternidad tan anhelada con nuestro Señor Jesucristo. Por  eso, la fidelidad hacia él debe ser lo máximo en nuestra vida.  La paz de Cristo con vosotros.

Bendecido día.

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El primer mandamiento de la ley de Dios.

 

No tendrás dioses ajenos delante de mí. Éxodo 20: 3.

Primer mandamiento de la ley de Dios. Jehová es único y verdadero Dios. Desde la eternidad y hasta la eternidad. No hay Dios fuera de él. No hay Dios tan poderoso como él. Todo cuánto existe le pertenece. Somos obra de sus manos;  él nos ama, nos asiste y nos ofrece la eternidad a través de la fé en Cristo, y obediencia a sus estatutos. Ninguna imágen tallada en piedra, madera o metal, salva. Ellas carecen de poder. Cualquier   vicio, costumbre, afición, moda, gusto y demás cosas que antepongamos al Creador, enciende los celos del verdadero Dios.

Bendecido día.

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