¿Realmente amamos a Jesús?
Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos. Isaías 53:3
Despreciado y desechado fue Jesús por su pueblo, en la era en que gobernaba Pilatos. Lastimosamente, en la actual, muchos siguen despreciándolo y desechándolo. Son un montón los que siguen escondiendo su rostro de él. Aún siguen sin valorar su enorme sacrificio. Incluso, nosotros los que nos llamamos cristianos, despreciamos a Jesús, cuando fallamos en sus mandamientos. Y es por nuestra culpa, por nuestra gran culpa y la de más nadie. Nuestro libre albedrío muchas veces lo seguimos inclinando a la desobediencia.
Llamados a obedecer
Hermanos y hermanas, obedezcamos a los que en la tierra son nuestros superiores. Obedezcamos con respeto, sinceridad y buena voluntad, como si estuviéramos sirviendo a Cristo mismo. Hagámoslo en todo momento, y no solo cuando nos estén viendo. Nosotros realmente somos servidores de Cristo aquí en la tierra. Hagamos nuestro trabajo de buena gana y con esmero, cómo Dios quiere. Cómo si fuese para Él y no para nuestros líderes. Podemos estar seguros de que el Señor nos recompensará por lo bueno que hayamos hecho, sin importar el cargo que tengamos.
Siervos, obedeced a vuestros amos terrenales con temor y temblor, con sencillez de vuestro corazón, como a Cristo; 6 no sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los hombres, sino como siervos de Cristo, de corazón haciendo la voluntad de Dios;
Efesios 6: 5-8
Arrepentimiento Vs FÉ
El arrepentimiento se deriva de haber pecado, lo cual produce remordimiento; la fé se deriva, descansa y se apoya en la misericordia de Dios. El arrepentimiento se transforma en el deseo de purificar nuestra alma; la fé trabaja en el amor a Cristo y en el deseo de seguir recibiendo de él, especialmente por lo que él es e hizo por nosotros.
Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento. Mateo 3:8
¿Quién es el hombre Salvo?
Consideramos que el hombre es salvo cuando:
1. Se ha arrepentido de sus pecados y decide ajustar sus cuentas con Dios (liberación).
2. Acepta y recibe humildemente a Cristo como Salvador, y recibe la adopción en la familia celestial.
3. Mantiene una relación permanente e íntima con su Creador a través de la oración, la lectura, estudio y obediencia de su palabra; alaba y adora a Jehová con su propia vida, y se deja guiar por el Espíritu Santo.
4. Se pone al servicio de Dios a través de un ministerio concedido por el Señor.
5. Ama a Dios sobre todas las cosas y a su prójimo como así mismo.
6. Es portador del evangelio de la paz y ejerce su papel de sacerdote.
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