martes, 17 de julio de 2012

SOMOS LA LUZ DEL MUNDO


“Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos”.   -Mateo 5:  14-16-.


Antes de ofrecer una explicación a las palabras de nuestro Señor Jesucristo, pasemos a definir lo que es un almud, que podría ser la palabra desconocida para algunos.

Según la RAE:  El almud es una unidad de medida de áridos y a veces de líquidos, de valor variable según las épocas y las regiones.También la define como el espacio en que cabe media fanega de sembradura.

La fanega es una unidad de medida histórica, anterior al establecimiento y la implantación del sistema métrico, que se refería tanto a mediciones de capacidad o volumen, como a mediciones superficiales de fincas del ámbito agrario.  (Wikipedia).


Para una mejor ilustración,  adjuntamos el siguiente gráfico de una caja  de almud:





Ahora bien, Jesús nos nombra como la luz del mundo, y somos luz porque reflejamos su luz.  Él es luz y en él no hay oscuridad alguna. Al igual que en nuestra galaxia llamada vía láctea, el sol se encuentra ubicado en el centro y tiene luz propia, mientras que los planetas que giran a su alrededor no la tienen, pero se pueden notar porque el sol los ilumina, asimismo nos ocurre a nosotros cuando somos y nos dejamos iluminar por la luz de Jesucristo, quien es nuestro sol cuando nuestra vida gira a su alrededor.

Jesucristo espera de nosotros que con la luz que recibimos de él, iluminemos también el camino de los que aún no están con nosotros en la salvación.  No necesitamos ir tan lejos para amparar con la luz recibida de Cristo a los demás. Pero... ¿Cómo hacemos para iluminar a los demás con la luz que nos viene de Cristo? Esa sería una buena pregunta.  Y la respuesta es: haciendo la voluntad del Padre celestial que está en los cielos -Mateo 7:21-, y esta voluntad se halla escrita en la biblia que es la espada del Espíritu con la que debemos mantenernos armados. Orando frecuentemente, con toda oración y súplica en el Espíritu; todo acompañado de la fe, que es más preciosa que el oro, y del amor,  para no ser metal que resuena  o címbalo que  retiñe.  Este es nuestro atavío para iluminar a los que se encuentran a nuestro al rededor, y aún más allá.  Y esa luz que irradiemos, nos mantendrá en comunión permanente con nuestros semejantes y con nuestro padre celestial, y nos limpiará de todo pecado.

"Este es el mensaje que hemos oído de él, y os anunciamos: Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él". -1a. de Juan 1:5-

"El que no me ama, no obedece mis palabras. Pero estas palabras que ustedes oyen no son mías sino del Padre, que me envió". - Juan 14:24-.

“Orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu,  y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos”. - Efe 6:18-.

"Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe". 1a. de Corintios 13:1-

"pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado". -1a. de Juan 1:7-.

El hacer la voluntad del Padre Celestial, nos lleva a ejecutar buenas obras, las que serán percibidas por quienes se encuentren en nuestro entorno, pero estas buenas obras, deben hacerse de corazón y no para que nos vean, tal cual  hacían los fariseos.  Estas buenas obras deben estar enmarcadas en la Justicia, la Misericordia, y la Fe. 

 ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque diezmáis la menta y el eneldo y el comino, y dejáis lo más importante de la ley: la justicia, la misericordia y la fe. Esto era necesario hacer, sin dejar de hacer aquello.  -Mateo 23: 23-.

Si estamos asentados en el monte que es Cristo, seremos como la ciudad del versículo; nadie nos podrá tapar ni callar, aunque se lo propongan.  Siempre estaremos en lo alto, por encima del pecado y la maldad, y así nos verán los demás, enarbolando las banderas de la gloria de Cristo.

-Daniel 2:34-. Estabas mirando, hasta que una piedra fue cortada, no con mano, e hirió a la imagen en sus pies de hierro y de barro cocido, y los desmenuzó. 

-Daniel 2:35-. Entonces fueron desmenuzados también el hierro, el barro cocido, el bronce, la plata y el oro, y fueron como tamo de las eras del verano, y se los llevó el viento sin que de ellos quedara rastro alguno. Mas la piedra que hirió a la imagen fue hecha un gran monte que llenó toda la tierra. -

 -Daniel 2:44-. Y en los días de estos reyes el Dios del cielo levantará un reino que no será jamás destruido, ni será el reino dejado a otro pueblo; desmenuzará y consumirá a todos estos reinos, pero él permanecerá para siempre.

Una vez la luz de nuestro Señor y Soberano Rey, comience a encendernos, debemos mantenernos sobre el candelero, es decir, en lo alto, en contacto permanente con Cristo, para cubrir con esa luz divina, a todos los que están a nuestro alrededor.  Alejarnos de Cristo,  no contar las virtudes de aquel que nos llamó de las tinieblas a su luz admirable, no confesarlo delante de los hombres, no dar testimonio del camino,  la verdad y la vida,  que es Cristo mismo, no practicar la justicia, la misericordia y la piedad, con nuestros hermanos, y no tomar el escudo de la fe, es esconder la luz que recibimos de lo alto; es esconderla debajo de un almud. Hacer esto, es  no propiciar la oportunidad de que los hombres glorifiquen a Dios y vean a Dios en nosotros como testimonio de la verdad.

1a. de Pedro 2:9-."Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable". -

"A cualquiera, pues, que me confiese delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre que está en los cielos". - Mateo 10:32-.

 Jesús le dijo: "Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí". -Juan 14:6-.

Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe. -1a. de Juan 5:4-.

Por último, recordemos las palabras del apóstol Pablo en Efesios 6: 10-20.

"Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. 

Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. 


Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia,
y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz.


Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. 
Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios; 
orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos; 
y por mí, a fin de que al abrir mi boca me sea dada palabra para dar a conocer con denuedo el misterio del evangelio, por el cual soy embajador en cadenas; que con denuedo hable de él, como debo hablar".

Que el Señor de los cielos, siga alumbrando con su luz divina, sus vidas,  para que a la vez podamos iluminar a los demás con amor, haciendo la voluntad del Padre, que es lo más importante para el cristiano. A continuación te dedico este himno de mi hermano Marcos Witt:




La luz de Jesús brille en todo lugar a través de nosotros, herramientas útiles en sus manos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario