miércoles, 23 de octubre de 2013

La biblia es palabra segura



2ª de Pedro 1: 19-21


“Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones; entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos, hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo”.

La palabra profética más segura, se encuentra sin duda alguna, en las santas escrituras. En ellas nuestro Dios, utilizando las facultades del hombre, le inspira a través de su Santo Espíritu, a narrar, a contar, y a expresar sus propósitos con la humanidad.  Yahvé, nombre primitivo de Dios,  Se revela como Dios. Un Dios único. También como un Dios todo poderoso, creador de los cielos y de la tierra y de todo cuanto existe  -Elohim-; por último como un Dios Padre de todos los que a Él se acercan. Así nos lo dio a entender a través de Cristo.  Un padre  lleno de amor por la humanidad a la que hizo a su imagen y semejanza. Tal  es su amor por la humanidad, que aún entrega a su propio hijo para rescatarla.

El apóstol Pedro, confirma en estos versículos,  a las santas escrituras como palabra profética segura, en la cual podemos depositar nuestra esperanza, a través de la fe, revelada en la misma, como un don especial de Dios.  Da a entender, que estamos en un lugar oscuro, que así se halla el actual mundo; lleno de conflictos, incertidumbres, maldad y todo tipo de pecado, pero que esa palabra, es como una antorcha o una luz, que nos permite orientarnos con seguridad hasta nuestra muerte o hasta la venida de nuestro Señor Jesús, en medio de esa oscuridad.  En este caso, Jesús,  es el lucero de la mañana, resplandeciente, en un nuevo periodo que viviremos, con aspecto de día eterno, después del juicio.

A esta palabra debemos estar atentos, porque ella es la luz que nos permite romper la inseguridad en medio de la oscuridad que vivimos, y muestra el camino a seguir. 

Cuando nos encontramos en un cuarto completamente oscuro, sin la mínima expresión de luz,  la sensación que experimentamos es  de inseguridad, de temor.  Aun cuando tengamos ojos, no vemos, porque nuestros ojos ven gracias a la claridad o al resplandor de la luz.  La oscuridad no se experimenta por la carencia  de ojos, sino por  la ausencia de luz.  Aunque necesitamos de los ojos para poder observar lo que la luz permite reflejar.  Jesús es la luz, y con su luz, permite que también seamos luz en medio de la oscuridad.  Su palabra es luz, porque le revela a él y a nuestro padre celestial, y en estos seres sólo hay luz y ninguna oscuridad, por lo tanto, lo que sale de sus bocas, sólo es luz.

Resta decir que la biblia es palabra segura, porque las profecías que en ella hay, no son profecías que cualquiera pretenda interpretar a su manera, sino que es una sola su interpretación, puesto que fue dada por inspiración divina.  Su interpretación es solo el propósito de Dios, que es revelado a hombres bajo la unción del Espíritu Santo, para que el mensaje sea emitido a todos los hombres y mujeres del mundo, y acogido  en el corazón por los que van a formar la iglesia del Señor.

El estar atento a esta antorcha, implica la lectura diaria de las Santas escrituras; antorcha que además se constituye también en espada para el Espíritu, uno de los elementos con que vecemos al enemigo. Pero la biblia es también verdad, esperanza y vida; es principio ético y norma de convivencia.  Es un parámetro de relación con Dios.  Es el libro que revela a Dios y marca el sendero de la salvación para vida eterna. Es palabra de Dios mismo y alimento de fe.  Estudiar la biblia, meditar su contenido y obedecer sus mandatos y preceptos,  constituye en las personas, un estilo de vida.  Lámpara es a mis pies tus palabras y lumbrera a mi camino,  Salmo 119: 105.


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